Los orígenes de nuestro Carnaval

En estos días se celebra la que es seguramente la fiesta más desenfrenada del año: el Carnaval o Fiestas de Invierno. Influenciados por siglos de cultura cristiana, a menudo olvidamos que los orígenes de muchas de nuestras tradiciones y celebraciones hay que buscarlos en el mundo clásico, cuna de la civilización occidental.

Los distintos nombres que se le dan al Carnaval tienen un origen latino, teniendo en común el hecho de que es una fiesta que precede al tiempo de Cuaresma en el que no se puede comer carne. El término procede del italiano carnevale, y éste del antiguo carnelevare, compuesto de carne y levare por ser el comienzo del ayuno de la Cuaresma. También se habla de la pseudoetimología latina carne vale «adiós, carne».

Fiestas romanas relacionadas con el Carnaval

En Roma había tres fiestas que se relacionan en cierto modo con nuestros Carnavales actuales.

Mamuralia

Las Mamuralia se celebraban el 14 de marzo en conmemoración de un personaje llamado Mamurius Veturius, identificado con el dios Marte, de donde viene el nombre del mes de marzo (Martius). 

Mosaico del siglo III d.C. representando las Mamuralia | 100% Historia

Hasta la reforma del calendario por Julio César, el mes de marzo era el comienzo del año ya que significaba el comienzo de la primavera, pues Marte, en sus orígenes, era un dios de la vegetación. Las celebraciones corrían a cargo del colegio sacerdotal de los Salios que danzaban recorriendo la ciudad para ahuyentar a los espíritus malignos y a las posibles desgracias que amenazaban las cosechas. Con un palo golpeaban a un pellejo o a un hombre vestido con un disfraz de pieles que representaba al año que terminaba. Se expulsaba así al tiempo pasado para dar paso al nuevo.

Estas fiestas sustituyeron a las antiguas Equirria o «carreras de caballos», celebradas entre el 27 de febrero y el 14 de marzo, también en honor a Marte y coincidiendo con la época en que se iniciaban las campañas militares. Estas fiestas tenían así un doble significado, militar y religioso, celebrándose, por un lado, los rituales de purificación del ejército y, por otro, el comienzo de la primavera y de un nuevo año, dos aspectos fundamentales que encontramos en la figura del dios Marte.

Lupercales

Las Lupercales o Lupercalia se celebraban en Roma el 15 de febrero y estaban dedicadas a Fauno Luperco, dios de la fecundidad de los rebaños y protector de los mismos frente a los lobos. Su nombre deriva de lupus (lobo), animal que representa  a Fauno Luperco, e hircus (macho cabrío), un animal considerado impuro. Aunque inicialmente se le identificó con el lobo sagrado de Marte, con posterioridad se usó como un epíteto de Fauno (Faunus lupercus) y, finalmente, se asimiló al dios Pan.

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Lupercalia, lienzo de Andrea Camassei | Wikipedia

En honor a este dios, medio lobo, medio macho cabrío, tenía lugar el rito de los lupercales, en el que sus sacerdotes, jóvenes semidesnudos, cubiertos tan sólo por la piel de los animales sacrificados, corrían por la ciudad golpeando con tiras de piel a las mujeres romanas con la finalidad de purificarlas y de propiciar la fecundidad.

   El sacerdote levantó el cuchillo enrojecido de sangre sobre el rostro del joven. Éste permaneció impasible. El filo se aproximaba a su frente. El sacerdote retrocedió bruscamente: la sangre manchaba la cara del adolescente y corría a lo largo de su nariz. El muchacho se puso a reír, y los gritos se elevaron desde la multitud hasta entonces silenciosa que contemplaba la escena. El sacerdote avanzó de nuevo, y enjugó la marca sangrante con una borla de lana impregnada en leche. La fiesta de los Lupercales había comenzado.

   El muchacho estaba indemne: el cuchillo no había hecho más que rozar su cabeza. La sangre derramada era la de un macho cabrío que los sacerdotes acababan de inmolar en la entrada de la gruta Lupercal, ante la imagen de la loba que había amamantado a Rómulo y Remo. El sacerdote guardó el cuchillo (…) Había llegado el momento de la carrera de los Lupercos. El muchacho se disponía a quitarse la túnica al mismo tiempo que otros adolescentes agrupados alrededor de él. Casi enseguida quedaron completamente desnudos.  Los Lupercos –era el nombre del colegio religioso de los jóvenes-  recogieron las pieles aún calientes de las cabras y de los machos cabríos sacrificados y se las echaron sobre sus espaldas. Los sacerdotes acababan de cortar correas en las pieles puestas a un lado. Se las dieron a los Lupercos y les colocaron en sus cabezas idénticas coronas a las que lucían las estatuas del dios Fauno. A fin de calentarse para la carrera, se balanceaban sobre sus piernas. Lo que acentuaba su parecido con los animales. Durante la carrera una mujer se quitó la toga. Sólo un taparrabo se ceñía a  su cintura. La mujer consiguió abrirse paso hasta los Lupercos y ofreció su espalda al más próximo que la flageló con las correas de piel. En todos los puntos de su recorrido se producían escenas parecidas. De vez en cuando los Lupercos se detenían y golpeaban el suelo con sus correas antes de volver a emprender su carrera.

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Lupercales | Wikipedia

   El origen de estos ritos se remontaba a los tiempos en que los romanos no tenían más patrimonio que sus rebaños y flacas cosechas. Los romanos temían la ferocidad de los lobos y les ofrecían sacrificios para alejarlos de los rebaños: un poco de harina, algunas cabras y, sin duda, también algunas víctimas humanas. Esto era lo que rememoraban las primeras escenas. En cuanto a la carrera, se creía firmemente que los Lupercos podían curar a las mujeres estériles: ofreciéndose a sus golpes, expiaban las faltas por las que los dioses las habían castigado   (N. Rouland, Laureles de ceniza)

La obscenidad y gran carga sexual de esta festividad para el cristianismo emergente hizo que el Papa Gelasio I la prohibiera en el año 494.

De las lupercales procede hoy la tradición del carnaval gallego, donde los cigarrones, pantallas o peliqueiros azotan a la gente con débiles fustas de cuero, con cencerros en honor a los pastores de los que Fauno Luperco era dios.

Saturnales

Del 17 al 23 de diciembre tenían lugar en Roma las Saturnales o Saturnalia que constituían una ruptura del orden establecido (el mundo al revés) permitiéndose lo que no se permitía en otras ocasiones como, por ejemplo, los juegos de azar, la libertad de los esclavos, el ocio por el ocio y, cómo no, orgías y bacanales salpicaban las calles de Roma.

Se celebraban a finales de diciembre porque el antiguo año romano constaba de diez meses (etimológicamente el término «diciembre» viene de decem, que significa diez). Más tarde, el rey Numa (siglo VIII a.C.) decidió añadir los meses de enero y febrero, meses oscuros antes del solsticio de invierno que da la bienvenida al nuevo año, con lo que las Saturnales asumieron la función de las festividades que anunciaban la renovación del año antes del solsticio.

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Saturnales | Wikipedia

Con ellas se rememoraba la Edad de Oro de la Humanidad, en la que el dios Saturno gobernaba y en la que no existían las diferencias sociales, reinaba la paz y la abundancia. Como dato curioso podemos añadir que el primer día se nombraba en cada comunidad un rex saturnaliorum (el rey de las fiestas), que reinaba una semana en la que se organizaban banquetes, juegos de azar (prohibidos todo el año) y bailes que a veces terminaban en orgías. Además, los roles se invertían y los esclavos podían burlarse de sus dueños y hacerse atender a la mesa. Al término de las fiestas, mataban al rey (elegido previamente entre los condenados a muerte) y todo volvía a la normalidad. Una especie de desahogo colectivo consentido y controlado, para volver después a acatar las normas de siempre.

«Saturno reinaba en el Lacio y que mientras él moró allí, todos conocieron la paz, la felicidad y la prosperidad. Tomaron la costumbre de celebrar este reino cada invierno festejando la época de Saturno. La fiesta significaba simbólicamente el regreso de la edad de oro. Todo el tiempo que duran las Saturnales, no existen amos ni esclavos y todos disfrutamos de toda clase de libertades. Las libertades de diciembre… La tradición disponía que los amos atendieran y sirvieran a los esclavos en los banquetes. Se veían obligados a soportar las alusiones irónicas o las chanzas de los esclavos más osados. Los amos tenían que aceptar sin vacilar discursos que, en tiempo normal, hubieran significado para su autor una buena docena de golpes de látigo. Por otra parte, los esclavos cuidaban de que la cosa no fuera demasiado lejos: un descaro imprudente durante las Saturnales podía pagarse muy caro una vez terminado el festival»                                                                                   (N. Rouland, Laureles de ceniza)

Las Saturnalia también eran llamadas “fiestas de los esclavos” ya que en ellas recibían raciones extras, tiempo libre y otros privilegios, como, por ejemplo, actuar como si fueran los amos. Esta falsa libertad y los cambios de rol (como las máscaras o los disfraces de ahora) indicaban una condición a la cual se deseaba llegar.

Con el paso del tiempo vemos que la permisividad, el descontrol y los límites confusos entre clases sociales, roles y verdad y mentira siguen caracterizando la fiesta hoy en día, y todo apunta a que nuestro actual Carnaval es una herencia directa de la antigua Roma y de sus fiestas, durante las cuales, unos pocos días, se acortaban las distancias entre mito y realidad. Días de bullicio, diversión, regalos y desenfreno, bajo un paraguas mítico y sagrado. Nuestro Carnaval es, sin duda, una fiesta con muchos siglos de historia.

Por aquí les dejo un vídeo de creación propia sobre las Saturnales:

Creative commons

10 comentarios en “Los orígenes de nuestro Carnaval

  1. magisterblogblog dijo:

    Es muy interesante conocer los orígenes de nuestras tradiciones y de nuestras fiestas. A mí particularmente me resultan interesantes las Lupercales por el tema del lobo y la leyenda de Ró,ulo y Remo. Me pregunto si tienen algo que ver con el mito del hombre lobo. Saludos.

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  2. CAROLINA REAL TORRES dijo:

    Pues sí que tienen que ver y mucho. Aunque el mito del hombre lobo corresponde a Lycaón, Roma también tiene antecedentes en el rito de los lupercos y en la iniciación guerrera de muchos jóvenes. Es un tema tan interesante que, en cuanto tenga un ratito, escribiré algo. Gracias, Sandra.

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  3. julioaguilarweb dijo:

    Hola, querida amiga en la distancia Carolina,
    Ya creo que sabes que me agradan tus entradas sobre aspectos de la antigua Roma (también las de Informática). Te confieso que había oído hablar de las Saturnales y de la Lupercales, pero no de las otras que citas.
    Según leía atentamente tu texto, creo que ayer, me venía a la memoria que yo había tenido noticia de algo similar a lo de las flagelaciones en España. Al fin lo comprobé, cuando haces referencia a los cigarrones del carnaval gallego. No obstante, como en una nebulosa, recuerdo que en otras partes de España lejanas al País del Bosque Encantado (Galicia) también hay recreaciones similares.
    Muy interesante lo del efímero «mundo al revés» durante las Saturnales. Creo haber visto hace años una película cubana que desarrolla el mismo tema, con trágico final.
    Un abrazo

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