El razonamiento deductivo e inductivo es de gran utilidad para la investigación. Los filósofos griegos hicieron la primera contribución de importancia al desarrollo de un método sistemático para descubrir la verdad. Aristóteles y sus discípulos implantaron el razonamiento deductivo como un proceso del pensamiento en el que de afirmaciones generales se llega a afirmaciones específicas aplicando las reglas de la lógica.
El aprendizaje deductivo es una forma de aprender en la que el estudiante realiza un proceso que parte de la comprensión de una regla que explica una característica de la lengua, pasa por la observación de cómo funciona dicha regla mediante ejemplos, para llegar a su práctica posterior. Así pues, el estudiante realiza un proceso que va de lo general y abstracto (la regla), hasta lo concreto (la lengua). Este estilo de aprendizaje se suele contraponer al aprendizaje inductivo.
La enseñanza tradicional ha seguido, de forma mayoritaria, una orientación deductiva, en la cual el conocimiento se transmite íntegramente del docente al estudiante por medio de clases teóricas magistrales y éste tarda menos tiempo en comprender una característica de la lengua y en conocer una regla, aunque se corra el riesgo de que sea un aprendizaje menos duradero.
El docente presenta conceptos, principios o definiciones de las que se van extrayendo conclusiones y consecuencias, o bien se examinan casos particulares o ejemplos concretos sobre la base de la teoría expuesta previamente. Si se explica una categoría gramatical, por ejemplo las subordinadas sustantivas, en primer lugar se expone la teoría y posteriormente se enumeran o exponen ejemplos de este tipo de subordinación.
Cuando, por el contrario, el tema estudiado se presenta por medio de casos o ejemplos particulares, permitiendo al estudiante descubrir el principio general que los rige, estaremos ante un aprendizaje inductivo. Con las fórmulas inductivas de análisis se estimula que el alumnado descubra la forma y función gramatical a partir de las muestras de lengua proporcionadas previamente. Se trata, por tanto, de un aprendizaje activo, basado en la experiencia y en la participación, y posibilita en gran medida un razonamiento globalizado. Si seguimos con el mismo ejemplo, el alumnado intentaría analizar distintos ejemplos de subordinadas para finalmente deducir su valor gramatical en base a su función sintáctica.
El método inductivo se conoce como experimental en tanto que se pasa de lo particular a lo general mediante estrategias como la observación, la experimentación, la comparación y la generalización. Este método puede ser observado en los manuales más modernos, donde, por ejemplo, aparecen espacios en los cuadros gramaticales para que el alumnado piense y rellene las categorías que faltan a partir de los ejemplos dados o también para que discuta el funcionamiento de la lengua a partir de esos ejemplos.
Ejemplos de aprendizaje inductivo serían el Aprendizaje basado en retos, el Aprendizaje basado en proyectos o el Aprendizaje por descubrimiento. Todos poseen grandes ventajas en tanto que han mostrado su gran eficacia en el desarrollo de competencias transversales para el pensamiento crítico y el aprendizaje autónomo, aunque no tanto para abarcar temarios extensos a máxima velocidad (Prieto, 2017, p. 32).
Referencias
Merina, Á. M. (2009), «Métodos de enseñanza«, Innovación y experiencias educativas, 1-8.
Pozo, J. I. (1989), Teorías cognitivas del aprendizaje, Ediciones Morata.
Prieto Martín, A. (2017). Flipped Learning: aplicar el modelo de aprendizaje inverso (Vol. 45). Narcea Ediciones.
Renzulli, J. S. (2010), «El rol del profesor en el desarrollo del talento«, Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado, 13(1), 33-40.
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