Después del Muro de Hielo vs. Muro de Adriano, uno de los efectos visuales más sorprendentes de la saga Juego de Tronos es, sin duda, el denominado fuego valyrio, tanto por su intensidad cromática como por su poder letal. Su nombre -en referencia al antiguo reino de Valyria- se debe al hecho de que los alquimistas que lo fabricaban obtuvieron mayor reconocimiento durante la dinastía Targaryen, cuyos orígenes se remontan a esta ciudad.
El fuego valyrio, de color verde y casi imposible de apagar, arde incluso bajo el agua, lo que le otorga un poder casi mágico, poseyendo la mayor capacidad destructiva de un arma en Poniente. Esta especie de fluido es muy volátil; basta una pequeña chispa, un pequeño golpe o, incluso, su exposición al calor del sol, para que la pasta se inflame en llamas verdosas, quemando todo a su alrededor hasta que se consume por completo.

Fuego valyrio | Cultura Científica
Tal es su poder que los alquimistas o piromantes son los únicos que conocen el secreto de su fabricación. Lo único que se sabe de esta fórmula es que sus componentes son bastante inestables, por lo que se prepara en lugares subterráneos, concretamente bajo la colina de Visenya, en Desembarco del Rey, almacenándose en pequeñas vasijas de barro. Se dice también que, con el paso del tiempo, aumenta su potencia y que, en grandes cantidades, resulta explosivo. Asimismo, su transporte es extremadamente peligroso y solo tiene lugar de noche, con las vasijas enterradas en arena, el único material capaz de sofocarlo.
¿Fue la imaginación de George R. R. Martin la que le llevó a crear un arma de tal magnitud?
El fuego griego
Una vez más, el autor recurre al mundo clásico en busca de inspiración. El Imperio de Bizancio empleó, entre los siglos VII y XIII, un arma similar conocida como fuego griego, gracias al cual Constantinopla, conocida como «la segunda Roma», consiguió parar, en varias ocasiones, la expansión del Islam.
Esta sustancia química ardía sobre y bajo el agua, fluido que incluso aumentaba su poder, lo que proporcionaba a la ciudad una clara ventaja táctica y tecnológica en los asedios y batallas navales. La única manera de apagar el fuego era asfixiándolo y, al igual que vemos en la serie, la sustancia resultaba tóxica para quienes la respiraban (o la bebían).
Estas coincidencias ha llevado a comparar la batalla de Aguasnegras y el asedio a Desembarco del Rey con el que sufrió Constantinopla por parte de los musulmanes.
El fuego griego recibió muchos nombres en la Antigüedad: «fuego marino» (en griego: πῦρ θαλάσσιον), «fuego romano» (πῦρ ῤωμαϊκὸν), «fuego de guerra» (πολεμικὸν πῦρ), «fuego líquido» (ὑγρόν πῦρ) o «fuego procesado» (πῦρ σκευαστὸν).
El mismo término «fuego griego» ya había sido empleado en el siglo II a. C. para un arma diferente, basada en el reflejo de la luz solar. Así, tenemos constancia del fuego de Arquímides, un famoso inventor, que, cuando en el año 214 a.C., el ejército romano al mando de Marco Claudio Marcelo inició el asedio de Siracusa, preparó el «fuego griego» con el que los siracusanos destruyeron gran parte de la flota romana.

Uso del fuego griego, ilustración de una crónica bizantina | Wikipedia
La fórmula original
Las fuentes nos hablan del fuego griego de Calínico, un cristiano sirio originario de Heliópolis, al que se atribuye la autoría, aunque también se dice que pudo obtener la fórmula de los alquimistas de Alejandría, lo cual parece más probable.
De cualquier manera, sus ingredientes continúan siendo un misterio, ya que la fórmula original se perdió en los saqueos a Constantinopla de 1204. Los bizantinos guardaron celosamente el secreto.
Hoy en día su composición es aún motivo de debate. La opinión más generalizada ve en la famosa sustancia una mezcla de nafta (una fracción del petróleo también conocida como bencina), azufre y probablemente amoníaco. Otras investigaciones han propuesto dosis de cal viva o mezclas que contengan nitrato, salitre, resina o grasa.
Solo cabe especular sobre los componentes y los porcentajes de cada sustancia, sin que existan muestras o documentos que estudiar.
¿Nos superaban en conocimiento los antiguos alquimistas?
Buenos días, Carolina,
De la serie ya te comenté en el anterior que no he visto ningún capítulo. En cuanto al tema del presente, he estado un poco extrañado hasta llegar al párrafo en que se cita a Arquímedes, pues, efectivamente, tengo oída la expresión «fuego griego» desde años, pero me sonaba a que se había empleado muchísimo antes que contra los musulmanes atacantes del Imperio Bizantino en la Edad Media.
Al final los del «NO hay más Dios que Dios» triunfaron, y considero 1453 como uno de los años más tristes de la Historia.
Un abrazo
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Cierto, Julio, ese año es una de las fechas más funestas de la Historia. Por mucho que ame al Imperio Romano, tengo que reconocer que debemos lo mismo a Bizancio. Sin su cultura y labor de transmisión no seríamos los mismos. Un abrazo.
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Buenos días tempranos en la península, tempranísimos en Las Afortunadas,
Has escogido mejor que yo la palabra para calificar esa fecha, 1453: «funesta». Y, la verdad, me alegra que no te dejes llevar por las opiniones «modernas» de no pocos profesores.
Bien, si amas el Imperio Romano propiamente dicho, se sobreentiende que amas el Imperio Romano de Oriente, que le sobrevivió, como sabes mejor que yo, casi mil años.
No dediques tiempo a responder este correo, veo que has tenido muchos Comentarios elogiosos que has respondido generosamente, lo que supone trabajo.
Un abrazo de tu amigo Julio
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Para que luego digan que la alquimia no era una ciencia ¡Qué sería de la química, la física u otras disciplinas sin los primeros avaneces de los alquimistas! Saludos y gracias por el post, que me ha encantado.
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Hola, Carol. Primero, felicidades por tu entrada. Y ahora una pregunta respecto a la imagen que adjuntas ¿qué hay en las fuentes sobre la tecnología para lanzar el fuego? Me ha llamado la atención esa especie de lanzallamas, ya que siempre pensé que se lanzaba con catapultas. Gracias.
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Hola, Zeus, pues, además del uso de catapultas para lanzar fuego desde tierra, también se atribuye a los bizantinos el uso de sifones a presión a modo de lanzallamas, lo que convirtió al fuego griego en un arma naval de gran potencia. Gracias por tu interés.
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Gracias por este artículo tan interesante. Siempre pienso lo mismo: ¡qué afortunados son tus alumnos! Yo hubiera dado cualquier cosa por tener una enseñanza así.
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Hola, Sandra, en realidad la afortunada soy yo. Ellos son mi fuente de inspiración. Un abrazo.
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Hola. Sobra decir que me ha gustado muchísimo el tema y la forma que tienes tan ordenada de exponer las cosas. Valoro sobre todo el razonamiento de lo que muchos consideran mitos, ya que la mayoría tienen una explicación real, como bien has venido demostrando en todos tus artículos sobre tradición clásica. Felicidades y gracias.
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Gracias a ti. Un saludo.
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Me ha encantado tu post, Carrel. Es genial aprovechar el interés de la serie del momento para transmitir cultura.
Un abrazo.
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Muchísimas gracias, Carmen. Otro abrazo.
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