Al ver de nuevo la serie The Walking Dead, apocalíptica y catastrófica como pocas, reparé en una frase en latín a la que, en su momento, no le di importancia «Perfer et obdura, dolor hic tibi proderit olim». Dicha frase aparece garabateada en uno de los márgenes del mapa de Alexandría que el personaje de Deanna Monroe (Tovah Feldshuh) le muestra a Michonne (Danai Gurira) mientras yace moribunda, después de ser mordida.
Este precioso verso de Ovidio se encuentra en la Elegía XI del Libro III de los Amores, en la que el poeta describe a un enamorado que padece el infortunio del amor no correspondido. Ahogado en su sufrimiento, en un intento por encontrar la fuerza y el coraje para soportar ese dolor, se dedica estas alentadoras palabras: “Resiste y persevera, algún día este dolor te será útil» (la traducción es mía).
Multa diuque tuli; vitiis patientia victa est;
cede fatigato pectore, turpis amor!
scilicet adserui iam me fugique catenas,
et quae non puduit ferre, tulisse pudet.
vicimus et domitum pedibus calcamus amorem; 5
venerunt capiti cornua sera meo.
perfer et obdura! dolor hic tibi proderit olim;
saepe tulit lassis sucus amarus opem.
«He sufrido mucho y por largo tiempo; tu perfidia acabó con mi paciencia: amor bochornoso, huye de mi pecho quebrantado. Al cabo ya soy libre, ya rompí las cadenas, y me avergüenza haber soportado tanto desprecio sin rubor. Vencimos y pisoteamos al amor que nos esclavizaba, tarde sentí él ultraje a mi altiva frente. Resiste y persevera: este dolor te será algún día de provecho; a menudo un jugo amargo fortalece al viajero cansado»
El desengaño, descrito por Ovidio en el siguiente verso como succus amarus («un jugo amargo»), cobra un nuevo sentido en el capítulo 8 de la sexta temporada de la serie, en el que Deanna Monroe le explica a Michonne el verdadero sentido de estas palabras.
Este mensaje en latín plantea un nuevo interrogante para los fans del drama zombi. A punto de morir, Deanna todavía tiene alguna esperanza para su ciudad; dibuja el plano de la futura Alexandría con el fin de que la ciudad no muera con ella, pero ¿por qué, cuando le quedaba poco tiempo de vida, se molesta en escribir «Dolor hic tibi proderit olim«? Reg, el difunto marido de Deanna y artífice de la ciudad, usaba esta frase como un mantra, algo que repetía cuando las cosas iban realmente mal. Deanna explica que nunca hay que perder la esperanza; hay que resistir y trabajar por un futuro mejor, un lema que adoptará Michonne durante toda su vida.
La conversación entre Deanna y Michonne, íntima y calmada entre las paredes del dormitorio, contrasta con el caos de la ciudad, asediada por cientos de zombies, y de sus habitantes que corren en todas direcciones intentando protegerse. ¿Tiene esta escena algún sentido?
Sin duda, el uso de esta cita no es trivial. Será en la siguiente temporada cuando la frase hallará una última resonancia: Spencer Monroe (Austin Nichols), el hijo de Deanna, se adentra en el bosque y encuentra un zombi, colgado de un árbol, con una ballesta y, en su bolsillo, una nota escrita en latín ¿Qué decía? Al menos Spencer entendió el mensaje, pues, al igual que su madre, dominaba esta lengua.
Gracias a estos conocimientos, Spencer descifró que esta nota registraba la ubicación de algunos almacenes con provisiones y suministros, algo básico para su supervivencia en esos momentos. Las clases de latín -confiesa Spencer- eran pesadas y aburridas, pero su madre le decía Dolor hic tibi proderit olim, y efectivamente fue así. ¿Podemos deducir, entonces, que el latín salvó la vida de este grupo de supervivientes?
En todo caso, saber latín se ha convertido en una habilidad muy bien apreciada en el fin del mundo.
Yo también soy fan de la serie y no había reparado en ese detalle. Me parece genial tu observación. Un saludo.
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Esto demuestra que el latín es imperecedero ¡Quién iba a imaginar que recurrieran a él en una serie de este estilo! Un buen aporte.
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Después de esto ya no me queda más remedio que ver la serie, ¡ja, ja! Felicidades, un post muy original.
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Original e interesante. A veces no prestamos atención a estos pequeños detalles. Un abrazo.
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Gracias. Como apunta Zeus, el latín es imperecedero, no podría ser de otra manera. Un abrazo para todos y todas.
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Hola, buenos días, Carolina,
Lo leí ayer o anteayer, puse MG y ahora que tengo tiempo te lo comento. Ya veo que alguien que nos cuenta tantos aspectos interesantes de la antigua Roma es al tiempo latinófila (no creo que existe la palabra, pero es igual, me gusta). Alguién que también nos enseña a distancia cosas de Internet,entre otras, precisamente el «El Internet de las cosas».
No puedo opinar con propiedad porque no conozco esa serie, lo cual no obsta para que comprenda el mensaje que transmites.
Un profesor de latín bastante bueno (como enseñante y como persona) que tuve en la Universidad de Deusto, Segura Munguía, nos contó esta anécdota: estaba visitando Roma, claro, lógico en un latinista, y se encontró cerca de unos alemanes. No sé con qué motivo trataron de comunicarse, pero ni mi profesor sabía alemán ni ellos español. A una de éstas, a él o a los otros se les ocurrió decir algo en latín… y a partir de ahí comenzaron una instructiva charla. El hombre nos lo contó emocionado.
Un abrazo
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Hola, Julio. Si se trata de Santiago Segura Munguía, yo estudié leyendo sus libros y su famoso Diccionario de latín ¡Qué suerte haber podido tratar con él! A mí el latín me ha ayudado muchísimo para entender el italiano e, incluso, el francés, el cual no hablo, pero lo leo casi sin la ayuda de ningún diccionario. Por cierto, me encanta la palabra latinófila, sí existe, aunque es poco usada. De ahora en adelante me recordará a ti. Un fuerte abrazo.
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Sí, Carolina, se trata de Santiago, a quien ya te digo que recuerdo con cariño, a pesar de no ser yo un buen estudiante del latín, que siempre me ha resultado difícil, por mucho que el castellano sea una derivación de él.
Por encima de todo aprecié al buen Segura como excelente persona. Apellido vasco, aunque pueda parecer que no a quienes no conocen esa extraordinaria lengua. Baste con decir que una localidad de la Guipúzcoa más vascoparlante se llama así, donde, te recuerdo, un Caro Baroja ya muy mayor nos hizo ver las ramas de no sé qué árbol en las puertas de las casas para protegerlas de los malos espíritus… ¡en pleno último cuarto del siglo XX!
Un abrazo
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¡Vaya! Como suele decirse, me pones los dientes largos (de envidia, pero de la sana). Esas experiencias que has tenido son como un pequeño tesoro. Gracias por compartirlas conmigo.
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Te he respondido en oto lugar, donde se lee que aún»no está moderado».
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Reblogueó esto en Hispanofilia.
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Es increíble que encuentres huellas del latín entre zombis. Me parece un tema fascinante ¿Saludos!
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Gracias, Eduardo ¡Buscando se encuentra! Un saludo.
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