Escribimos a todas horas y de muchas maneras, tantas como redes sociales visitemos, pero son pocas las ocasiones en las que nos paramos a reflexionar sobre la exactitud de nuestras palabras o el alcance de nuestros comentarios.
Es importante lo que siempre obviamos: que nuestros textos -en blogs, webs, twitter , etc.- sean claros, precisos y atractivos, de manera que despierten interés y lleven a los internautas a seguir entrando en nuestro blog o leyendo y retuiteando nuestros comentarios.
Para ello debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Seleccionar adecuadamente el contenido sobre el que vamos a escribir.
- Escribir textos bien estructurados.
- Conocer la importancia de los diversos elementos de un texto (título, diálogo y descripción) y utilizarlos de la forma más conveniente.
- Ser conscientes de las posibilidades narrativas en cuanto a punto de vista, tono y narrador.
- Mejorar nuestra capacidad de analizar los textos de otros.
¿Qué contar?
Elegir lo que se va a contar es fundamental. Dado que Internet está saturado de contenidos, es importante preguntarse por qué alguien debería leer nuestro post o nuestro tweet. ¿Qué hay de nuevo en nuestro texto? Lo que contemos debe ser relevante, original y/o aportar cierto grado de profundidad. Sólo así conseguiremos generar una buena experiencia sensorial e intelectual en nuestros lectores.
Recomendable también es revisar nuestros comentarios antes de publicarlos, ya que tendemos a leer lo que creemos haber escrito y no lo que hemos escrito realmente. Cuanto mayor sea la vinculación emocional con lo que contamos, más difícil nos resultará leerlo “desde fuera”.
¿Cómo contarlo?
Saber escribir significa expresar información de manera coherente y correcta para que la puedan entender otras personas. Saber escribir para las redes sociales significa ofrecer al lector una experiencia gratificante (a nivel intelectual, emocional, informativo) y generar en él la necesidad de seguir leyendo regularmente, de compartir con otras personas nuestros contenidos y de interactuar con ellas.
Punto de vista, tono y narrador
Un buen narrador se adapta al punto de vista, los intereses, el registro y el vocabulario del destinatario, así como a las circunstancias del contexto, entendiendo por punto de vista el lugar psicológico y emocional desde el que se cuenta algo, y por narrador el artefacto narrativo-lingüístico que transmite ese punto de vista.
Entre los posibles tonos (narrativo, poético, humorístico, didáctico, objetivo, subjetivo e histórico …), lo esencial es que usemos uno apropiado al tema y al contenido.
Estilo
De las siguientes cualidades del buen estilo periodístico -claridad, concisión, densidad, exactitud, precisión, sencillez, naturalidad, originalidad, brevedad, variedad, atracción, ritmo, color, sonoridad, detallismo, corrección y propiedad-, el lenguaje de las redes sociales requiere claridad, concisión y una construcción que capte la atención.
Aunque, en ocasiones, esté permitido «irse por las ramas», esa falta de concisión debe ser pertinente y no restar relevancia a nuestros comentarios.
Extensión
La justa y necesaria, pero con el “colorido” y los elementos expresivos necesarios para generar empatía o cercanía por parte del lector.
Los entornos virtuales han modificado la forma en que leemos. Básicamente nos cansamos antes y retenemos menos información. Según esta teoría, las personas que consumen mucha información en la red tienden a leer a saltos, a pasar de un contenido a otro y a tener dificultades para profundizar en los textos. Lo recomendable es recurrir a técnicas muy contrastadas: usar negrita en palabras clave o llamativas, usar párrafos cortos, emplear fotos o gráficos (que hacen más largo un post, pero le aportan variedad visual) y trabajar muy bien la estructura y el estilo del texto.
Y, por último, no olvidemos que la puerta de entrada en todo texto es el título, un elemento fundamental que debe ser lo suficientemente atractivo como para seducir al lector e invitarlo a leer nuestros contenidos.