
La película «28 Años Después» (título original en inglés: «28 Years Later»), dirigida por Danny Boyle y escrita por Alex Garland, se estrena este año bajo el sello de Columbia Pictures (2025), siendo la tercera entrega de la serie de películas 28 Days Later (2002) y 28 Weeks Later (2007).
El fenómeno zombi ha trascendido de ser una simple temática de terror a convertirse en un escenario hipotético de supervivencia que fascina a millones de personas en todo el mundo. Es cierto que esta temática cuenta con una larga tradición literaria y cinematográfica, aunque no tanto con elementos de la tradición grecolatina. Entonces ¿por qué estudiar en esta película las referencias al mundo clásico? ¡Averiguémoslo!
Comenzando por la tradición cinematográfica, el cine moderno de zombis, inaugurado por «La noche de los muertos vivientes» (1968) de George A. Romero, subvirtió ingeniosamente la estructura apocalíptica medieval cristiana, pues, mientras que las narrativas medievales ofrecían redención y renovación tras el apocalipsis, Romero presentó un mundo sin esperanza ni autoridad moral. Esta ruptura con la tradición marca un giro posmoderno donde el apocalipsis zombi refleja el escepticismo contemporáneo hacia las grandes narrativas religiosas y políticas.
En España, por ejmplo, la saga «[REC]» (2007) de Jaume Balagueró y Paco Plaza revolucionó el género con su enfoque claustrofóbico en un edificio de apartamentos barcelonés, utilizando la técnica del metraje encontrado para aumentar el realismo y la inmersión. Esta obra, que posteriormente generó secuelas y un remake americano («Quarantine»), introdujo elementos religiosos distintivos en la explicación del origen de la infección, apartándose de las causas típicamente científicas o militares de las producciones estadounidenses. Por otro lado, «La Hora Fría» (2006) de Elio Quiroga exploró la supervivencia en un mundo post-apocalíptico con un enfoque más psicológico y filosófico, mientras que «Extinction» (2015) de Miguel Ángel Vivas presentó una visión invernal del apocalipsis poco común en el cine español, explorando temas de paternidad y redención en un entorno hostil extremo.
En la época actual, la trama de Boyle y Garland sigue girando en torno a un mundo post-apocalíptico donde la humanidad lucha por sobrevivir tras la propagación de un virus que convierte a las personas en criaturas peligrosas, reflejando en mayor o menor medida ansiedades actuales sobre pandemias globales, colapso de Instituciones y pérdida de la individualidad en sociedades masificadas.
El argumento cuenta cómo, veintiocho años después del segundo brote del virus de la ira, las Islas Británicas permanecen bajo cuarentena indefinida mientras la Europa continental ha erradicado la enfermedad. En Lindisfarne, una isla conectada al continente por una calzada fortificada, sobrevive una pequeña comunidad de carácter medieval entre la que se encuentran los protagonistas Jamie, su esposa Isla (quien padece una enfermedad inexplicable) y su hijo Spike de 12 años.

Como parte de un ritual de mayoría de edad, Jamie lleva a Spike al continente para cazar. Allí se encuentran con un grupo de infectados liderados por un Alfa, una variante mutada más fuerte e inteligente. Refugiados en una cabaña abandonada, observan una hoguera lejana que, según descubre después Spike, fue iniciada por el docotr Ian Kelson, un solitario superviviente temido por los aldeanos por quemar cuerpos de forma ritualista.
Tras su regreso a la isla y desilusionado al descubrir una infidelidad de su padre, Spike vuelve secretamente al continente con su madre enferma, esperando que Kelson pueda tratarla. Simultáneamente, Erik Sundqvist, un soldado sueco de la OTAN, se ve obligado a desembarcar tras el hundimiento de su barco patrulla. Siendo el único superviviente de su unidad, Erik rescata a Spike e Isla de un grupo de infectados y se une a su búsqueda de Kelson.

El grupo presencia cómo una mujer infectada da a luz a un bebé no infectado. Tras la intervención de un Alfa que decapita a Erik, Kelson aparece y somete al infectado con morfina, conduciendo a Spike, Isla y al bebé a su santuario: un templo construido con huesos esterilizados. Allí, Kelson diagnostica a Isla con cáncer terminal y, a petición suya, la sacrifica. Spike coloca el cráneo limpio de su madre en la cima del templo como monumento.
Tras escapar de otro enfrentamiento con el Alfa, Spike regresa solo a Lindisfarne, dejando al bebé, a quien nombra Isla, en la puerta del pueblo con una nota para Jamie explicando su origen y prometiendo volver cuando esté listo. Veintiocho días después, mientras evade infectados en el continente, Spike es rescatado por un culto de supervivientes liderado por Sir Jimmy, quien había sobrevivido al brote inicial del Virus de la Ira ocurrido en 2002.
Relación entre el Cine de Zombies y la Tópica Medieval Apocalíptica
En el marco de las relaciones entre cine y literatura, el film establece una relación con la tópica medieval, representando un fascinante ejemplo de cómo los miedos ancestrales se transforman y adaptan a nuevos formatos narrativos. El género zombi, lejos de ser meramente un producto de la cultura popular moderna, hunde sus raíces en preocupaciones escatológicas que ya obsesionaban a la sociedad medieval.
Recordemos que la figura del zombi, originaria del vudú haitiano, encarna muertos que regresan a la vida bajo control ajeno, manifestando ansiedades sociales profundas, como, por ejemplo, los horrores de la esclavitud y el miedo a perder la autonomía física y espiritual. Esta concepción dialoga directamente con obras medievales como «Le Dit des trois morts et des trois vifs», donde tres jóvenes nobles se encuentran con tres cadáveres que les advierten sobre la inevitabilidad de la muerte, estableciendo un precedente para la confrontación entre vivos y muertos que define el género zombi.
Asimismo, textos como el «Apocalipsis de San Juan» y las representaciones de la Danza Macabra establecieron una iconografía del fin del mundo caracterizada por la devastación, enfermedad y ruptura del orden social.
La estructura apocalíptica medieval proporciona un marco que el cine zombi moderno adopta y transforma. Si los textos medievales prometían redención tras el caos, películas como «Shaun of the Dead» (2004) utilizan esta estructura para desarrollar narrativas cíclicas que cuestionan la posibilidad misma de la redención. Estas obras no solo representan el colapso social, sino que también sirven como vehículos para la crítica social, empleando el humor negro para desenmascarar las contradicciones de la sociedad contemporánea.
En el contexto hispánico, obras como «Lazarillo Z» o «Don Quijote Z» establecen un diálogo metaliterario entre clásicos medievales y renacentistas y la cultura zombi contemporánea, creando una hibridación cultural que refleja la persistencia de arquetipos apocalípticos. En época más reciente, contamos con obras como «Apocalipsis Z» de Manel Loureiro, que narra el apocalipsis zombi desde la perspectiva de un abogado gallego, ofreciendo una visión localizada y culturalmente específica de cómo se desarrollaría tal escenario en España y reflejando el colapso de las infraestructuras y servicios españoles ante una crisis de tal magnitud.
Temas de raingambre clásica
Llegando al punto que nos interesa, veamos como el mundo clásico logra colarse en los entresijos de la narrativa zombi actual:
El viaje del héroe como ritual de iniciación.
Recordemos que Jamie lleva a Spike al continente para cazar, donde encuentran distintos tipos de infectados, a los que el niño debe enfrentarse. Tras conseguir matar a uno, la presencia de un Alfa les obliga a salir huyendo, ocasión que Jamie aprovecha para enseñar a su hijo técnicas de lucha y supervivencia.
En la tradición literaria occidental, es común entre la crítica situar el viaje como uno de los motivos articuladores para desarrollar una trama narrativa en tanto que el camino se concibe como metáfora de la vida y el ser humano. En él, el niño, personaje sobre el que descansa el peso argumental de la obra, recrea un camino de iniciación a la edad adulta.
Este patrón describe el viaje del héroe clásico desde su mundo ordinario, a través de aventuras y desafíos, hasta su regreso transformado. Joseph Campbell popularizó este concepto en su libro «El Héroe de las Mil Caras».
Memento mori
Otro tema clásico es la fragilidad de la vida remarcada por la frase Memento mori “Recuerda que morirás”, una advertencia que repite el médico en varias ocasiones. El memento mori, la vida como vanidad, suscita la iconografía de lo efímero en la naturaleza muerta dibujada por las torres construidas a base de huesos y calaveras.
Prometeo, Hércules y el buitre
Un tercer elemento que amenaza con pasar desapercibido es el momento en que Spike y su padre encuentran a un infectado amordazado y colgado de los pies boca abajo. Al entrar en la habitación ahuyentan a un buitre que le roía las entrañas. Spike, animado por su padre, usa una de sus flechas para acabar con su vida.

Esta escena recuerda el mito de Prometeo, el titán encadenado en el Cáucaso por orden de Zeus como castigo por robar el fuego y condenado a sufrir el tormento producido por un buitre que le roía el hígado inmortal cada día. Este castigo que debía ser eterno acabó cuando Hércules lo liberó de sus cadenas disparándole una flecha.

Simbolismo de la Epidemia
A modo de reflexión, vemos que la epidemia zombi funciona como metáfora de miedos colectivos: el contagio representa la fragilidad de nuestras estructuras sociales, mientras que la figura del zombi o del contagiado encarna la deshumanización y la pérdida de identidad. Este simbolismo actualiza las preocupaciones medievales sobre la peste negra y otras epidemias que diezmaron Europa, adaptándolas a temores contemporáneos como pandemias virales, contaminación biológica o colapso de sistemas sociales. La persistente fascinación por estos escenarios apocalípticos, desde los manuscritos iluminados medievales hasta las superproducciones cinematográficas actuales, demuestra cómo los miedos fundamentales de la humanidad perduran a través de los siglos, adaptándose a nuevos lenguajes visuales y narrativos pero conservando su esencia: la confrontación con nuestra propia mortalidad y la fragilidad de la civilización ¡TEMPUS FUGIT! – diría algún filósofo antiguo, y con razón.
La narrativa zombi contemporánea, adornada de elementos clásicos o desnuda, demuestra cómo las ansiedades humanas fundamentales persisten a través del tiempo, simplemente adaptándose a nuevos contextos. Este fenómeno cultural sugiere que, aunque los detalles cambien, nuestra fascinación por imaginar el fin de nuestra civilización —y posiblemente su renacimiento— permanece constante en el imaginario colectivo.















Fantástico análisis…somos humanos con alma de zombis, humanos conviviendo con nuestros miedos. ¡Un abrazo bien grande!
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¡Ay, Pura! ¡Cuánta razón tienes! Yo, además, la mayoría de los días me muevo como un zombi, ando como ellos y gruño de manera parecida ¡ja, ja! ¡Qué bueno saber de ti! Un abrazo.
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