Ben Johnson, administrador escolar y educador de Texas, ha sugerido recientemente, en su artículo «Rethinking the Teacher’s Role» (24/06/2019), sustituir el término «maestro» por un nuevo título: «ingeniero de aprendizaje«.
Johnson argumenta que las personas, cuando escuchan la palabra «maestro», piensan en su propia experiencia como estudiantes, generalmente en un entorno tradicional, con un instructor parado frente a la clase, hablando, leyendo o escribiendo en una pizarra. Esta idea del maestro como un dispensador de conocimiento -afirma- no se ajusta a la realidad de hoy en día -se equivoca, por cierto, yo trabajo con muchos «dispensadores de conocimiento»-. ya que un maestro hace mucho más que enseñar. Un maestro -dice- inspira creatividad, curiosidad, persistencia y forja la fuerza laboral del mañana (en eso estamos de acuerdo).
Propone, asimismo, cambiar «enseñanza» por «aprendizaje», así como transformar el término «plan de estudios» a «plan de aprendizaje», lo que implicaría crear una cultura escolar centrada en el aprendizaje de los estudiantes como el eje del proceso. Espera que estos nuevos títulos alejen nuestro pensamiento de lo tradicional. Lástima que esa idea ya se le había ocurrido a alguien más hace mucho tiempo.
Por mi parte, no creo que sea una cuestión de títulos. Tal vez el señor Johnson desconozca el verdadero significado del término «maestro». La etimología del término (del latín magis «más» o «más que») alude no solo al que enseña, sino también al que guía, al que, desde su dominio del conocimiento, lleva a sus discípulos a la construcción de una vida individual y socialmente productiva.
Vale señalar que en la antigua Roma se llamaba magister, no a quien enseñaba en la escuela (litterator) ni al esclavo culto que se encargaba de completar la educación de los hijos (paedagogus), sino al que había alcanzado el más alto rango de conocimiento y de perfección personal.
Creo señor Johnson que el verdadero cambio no reside en la nomenclatura, sino en las personas, en su manera de vivir la enseñanza -perdón, aprendizaje-, en su vocación y en su pasión diaria por mejorar lo que hace.
Definitivamente creo que el cambio de «sala de profesores» a «sala de ingenieros de aprendizaje» solo servirá para hacer letreros más grandes.
Hace como 30 años escuchaba menospreciar, en cierto modo, el término maestro y alabar el nuevo de docente o incluso el de pedagogo, más relacionadas con la preparación universitaria de Educación y Pedagogía. Hoy, no hago más q escuchar que el término maestro debería reivindicarse con un sentido más cercano al alumno y aglutinador de varias aptitudes además de las propias de su categoría. Incluso hay un anuncio publicitario por ahí q dice «ser algo más q un docente, ser un maestro» o algo por el estilo…. El término q propones no le había escuchado nunca, pero me parece absurdo… En serio.
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A mí también me parece que todo esto raya en el absurdo. No hay palabra más bonita y significativa que «maestro»
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Muy de acuerdo contigo. «Hablaremos», ahora no puedo.
Un abrazo
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Gracias, Julio. No te preocupes.
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Supongo que el latín de nuevo soluciona muchos malentendidos ¿no es cierto? Magnífico artículo.
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Gracias, Zeus. Un saludo.
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Estoy de acuerdo contigo en que los cambios no pasan por modificar nomenclaturas -ridículas en muchas ocasiones-, sino que son las personas las encargadas de llevarlos a cabo. Con cambiar el nombre no se arregla nada.
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Si pensamos que únicamente las palabras cambian la realidad…vamos por un camino desacertado.Pensemos primero qué nos continua siendo útil,a alumnado y docentes,de nuestra experiencia y, también,que imaginamos que,al ser cambiado,afectaria positivamente al cómo «aprehendemos»…y dejemos los cambios de nomenclatura para…mucho despues
No puedo estar más de acuerdo contigo:soy MAESTRA,nada de ingeniera o,como mucho,»de puentes y caminos»para experimentar y conocer.Un abrazo
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Yo también soy «maestra» con mucho orgullo. Gracias por tus palabras. Otro abrazo.
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Buenas ya tardes, querida amiga Carolina y comentaristas de tu interesante artículo,
Reconozco que mi visión, quizá y sólo quizá, podría ser tildada de desfasada, pero tengo predilección por las palabras «maestro» y «escuela» frente a «profesor» y «colegio». A mí, lo de «ingenieros de aprendizaje» me resulta francamente inconveniente y, si se quiere, hasta cursi y pedante.
No deseo lastimar a nadie, pero también tengo derecho a expresar mi opinión, siempre con respeto, algo que hoy en día está ausente de muchos ámbitos de la vida española y, de paso, decirte que este artículo tuyo me resulta aire fresco que contribuye a disipar las miasmas que demasiadas veces atufan la habitación del mundo de la Enseñanza.
Que este 8 de julio te sea propicio.
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Ya veo que todos opinamos igual, y la verdad es un alivio. Lo siento sr. Johnson, pero su idea no cuela.
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Buenas noches, querida amiga Carolina y comentaristas,
Desde luego que, afortunadamente, no cuela, sr. Johnson. Pero, hágame un favor: no se lo tome a mal, reflexione sobre ello. Ja, ja, ya sé que esto no le va a llegar a Vd., pero es igual, va dirigido a ti (Carolina) y a quienes te siguen en tu blog.
Cuando esté en condiciones, te comentaré dos artículos anteriores que has escrito en momentos muy delicados para mí y a los que, por esa razón, no he dado respuesta.
Que duermas bien, y te lo deseo con sana envidia, ya que yo no puedo hacerlo.
PD.- Estás, repìto lo dicho en otra ocasión, muy ocupada. No respondas, me vale con que lo leas.
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Querido Julio, para los buenos amigos siempre hay tiempo. No podría ser de otra manera. Un abrazo y gracias.
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Eres muy amable, pero creo que debes dedicarte a lo tuyo, que por lo que te leo, no es poco.
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Oye, no sé qué pasa, no he podido rematar el comentario anterior. Pero, repito: tú, a lo tuyoi,
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Recuperar la etimología de las palabras en lugar de sustituirlas por nombres muy postmodernos – o hipermodernos- es el reto para repensar la educación.
….porque nadie negará hoy más que nunca que a los «maestros»se les exige educar ya que parece que «todo debe hacerlo» la escuela como si los aprendices no tuvieran familias-
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Totalmente de acuerdo, Ana. Creo que todas estas innovaciones terminológicas son más producto de la ignorancia que de otra cosa. Un saludo.
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Me sumo a las opiniones ya expresadas. Los cambios deben ser para mejorar, no para entorpecer el entendimiento de las cosas. Un saludo a todos y todas.
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