Las Compitales romanas, una fiesta que coronaba la Navidad

En estas fechas me parece oportuno hablarles de una antigua tradición romana, las fiestas Compitales, celebraciones muy populares que conjugaban la magia y la superstición con el culto a los dioses. Se celebraban en los cruces de caminos en honor a los dioses Lares o Compitales -de ahí su nombre-, divinidades que presidían la encrucijadas y los lindes de las fincas.

Estas fiestas sucedían a las Saturnales (17 de diciembre, muy relacionadas con nuestros ritos navideños) y tenían un carácter popular de convivencia en las que todos, libres y esclavos, hombres y mujeres, participaban por el bien común, olvidando sus diferencias sociales y entregándose en perfecta armonía al carácter lúdico y sagrado de la fiesta.

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Compitalia. Fresco romano | Wikipedia

Por el testimonio de Dionisio de Halicarnaso, historiador de la época de Augusto, conocemos los detalles de la participación de los esclavos en la celebración pública:

Posteriormente, ordenó que por todas las encrucijadas los vecinos erigieran templetes a los lares compitales y estableció por ley que todos los años se les ofrecieran sacrificios y que cada casa contribuyera con una torta. Dispuso también que los que celebraran los sacrificios de la vecindad ante las casas contasen con la asistencia y colaboración no de hombres libres, sino de esclavos, pues consideraba que a los lares les agradaba el servicio de los esclavos. Los romanos, que todavía en nuestros días celebran estas fiestas, las solían festejar, solemnes y fastuosas entre las que mas, unos pocos días después de las Saturnales; las denominan Compitales, porque llaman compiti a las encrucijadas. Y a propósito de los sacrificios, observan la antigua costumbre de propiciarse a los lares por medio de los servidores y liberar a estos de todo signo de servilismo durante esos días, para que, apaciguados con ese acto de bondad, que tiene una cierta grandeza y solemnidad, se vuelvan más amables con sus dueños y les pesen menos las penalidades de su suerte (Historia antigua de Roma, IV, 14. Editorial Gredos, 1984)

En la ciudad, cada año, el paterfamilias realizaba un sacrificio en el altar de los Lares Compitales que estuviera más próximo a su casa, situado en las encrucijadas de las calles, y entregaba una cabeza de ajo por cada persona, libre o esclava, que estuviera a su cuidado. Igualmente se colgaban en las puertas de las casas effigia o figuras que imitaban la forma humana para desterrar el peligro que pudiera amenazar a la familia. En el campo, los campesinos colgaban de los árboles que marcaban las lindes entre las fincas bolas de lana y flores de amapola, tantos como personas habitaban las casas.

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Un grabado antiguo mostrando la realización de un sacrificio a los dioses Lares

En este sacrificio se buscaba aplacar a Mania, diosa  de origen etrusco, madre de los Lares, Manes y otros espíritus, y señora de la muerte, a la que ofrecían las cabezas de ajo y las bolas de lana en vez de las verdaderas cabezas humanas a las que sustituían. Según Macrobio por la prescripción de un oráculo de Apolo, que ordenaba «salvar cabezas con cabezas», los sacrificios humanos de niños a la diosa Mania fueron sustituidos por cualquier objeto que simulara en su forma la cabeza humana.

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Un cambio de sacrificio similar al que acabas de recordar, Pretextato, encuentro que se efectuó mas tarde en las Compitales, cuando en todos los cruces de Roma se celebraban los juegos restablecidos, sin duda, por Tarquinio el Soberbio en honor de los Lares y de Mania conforme aun oráculo de Apolo que había dispuesto que se suplicara por las cabezas con cabezas. Durante algún tiempo se observo tal disposición, de forma que porla salvación de los miembros de la familia se inmolaban niños a la diosa Mania, madre de los Lares. Junio Bruto, cónsul tras la expulsión de Tarquinio, decidió que esta clase de sacrificio debía de celebrarse de otra manera. En efecto, ordenó que se suplicara a los dioses con cabezas de ajo y adormidera para satisfacer así al oráculo de Apolo en lo que se refiere al termino ≪cabezas≫, suprimiendo evidentemente el crimen de un sacrificio funesto. Sucedió asimismo que para conjurar cualquier peligro que pudiera amenazar a los miembros de la familia, se suspendían estatuillas, en honor de Mania, ante las puertas de cada casa, y a dichos juegos los llamaron Compitalia por los cruces (compita) en los que se celebraban. (Macrobio, Saturnales, I, 7, 34. Editorial Gredos, 2010)

Con este acto se creía que todos los habitantes de la antigua Roma quedaban libres de enfermedad o infortunio. Una tradición muy curiosa cuyo origen se remonta a la monarquía romana; en concreto, al sexto rey de Roma, Servio Tulio, quien promovió la construcción de pequeños altares donde poder ofrecer sacrificios a los dioses tutelares de Roma, los Lares Compitales, cuyo templo se erigía en el comienzo de la Via Sacra. Para ello se cesaba toda actividad laboral, pues, como decía Aulo Gelio -escritor romano del siglo II- (XXIV, 3) «el día no será apto para asuntos profanos [nefas]».

Larario de la casa de los Vetii (Pompeya)

A finales del imperio romano aún pervivía la costumbre de hacer ofrendas en las encrucijadas, considerada una práctica pagana por los autores cristianos, quienes terminaron sustituyendo los altares romanos por pequeñas ermitas cristianas que aún podemos ver hoy en día.

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8 comentarios en “Las Compitales romanas, una fiesta que coronaba la Navidad

  1. julioaguilarweb dijo:

    Interesante. Y, ¡qué casualidad! Siendo yo estudiante en Deusto vino a darnos unas charlas mi tocayo JULIO Caro Baroja, que estaba ya mayor, con excursión incluida por varias localidades de Álava y Guipúzcoa.
    ¿A qué voy? Resulta que en un pueblo de la Guipúzcoa interior, Segura, nos explicó que las ramas y hojas de no sé qué árbol colgadas en las puertas de las casas que estábamos contemplando las colocaban sus moradores la noche, creo, de San Juan, para protegerse de los malos espíritus o simplemente de las malas influencias y sucesos adversos. ¡En el último cuarto del siglo XX!
    Saludos

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      • julioaguilarweb dijo:

        Desde luego que somos deudores de un substrato grecolatino, superpuesto a nuestra identidad celtíbera. Lo mismo para ti, Pero, cielos, ¡acabo de darme cuenta de que ya estamos en 2019! Que te sea propicio, fructífero. Amanece, que no es poco. Iba a ponerte una botella de cava y algún dulce, pero no sé cómo se hace. Mi inoperancia en cosas de Internet es una de las causas de que haya estado meses calladito. Si puedo, lo explicaré en este recién nacido 2019.
        ¡Brindemos!

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