Sobre los retos y el papel de la educación en la consecución de ciudades inteligentes
La sociedad cambia planteándonos grandes retos de futuro a los que se enfrentan las ciudades en todo el mundo, como son la transformación digital, la integración de infraestructuras eficientes y un nuevo paradigma educativo que refleje y se adapte a las nuevas necesidades del ciudadano.
La urgencia del cambio viene dada por el crecimiento de población y la degradación de los recursos naturales (Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en 2016 el 82% de los europeos estuvieron expuestos a niveles de PM2.5 superiores al valor de la OMS), a lo que se suman graves problemas sanitarios (como el aumento de la obesidad y de trastornos psicomotrices) y graves riesgos en materia de ciberseguridad (la Brussels National Contact Point (NCP Brussels) afirma que el 90% de las ciudades necesitará medidas adecuadas, no sólo tecnológicas, sino en educación audiovisual, educación en sostenibilidad, emprendimiento, datos, etc.).
En respuesta a estos retos nace el programa de innovación educativa Smart School 3.0, para ofrecer a los futuros ciudadanos Smart una educación que se apoya en la digitalización, en metodologías sostenibles, en seguridad, idiomas, salud o medios de comunicación para el aula que conecten con su entorno. Entre sus objetivos destaca la alfabetización digital y el papel activo del futuro estudiante, que será protagonista en los desafíos de la smart city (micro retos), pequeñas iniciativas que el estudiante emprende hacia su Smart city para estudiar sus conceptos, conocerla, actuar o emprender usando metodologías innovadoras.
Los futuros Smart citizen serán ciudadanos competentes en problemáticas reales de la ciudad, como algunas que implican el desarrollo de hábitos saludables, y estarán preparados para enfrentarse tanto a retos tecnológicos y administrativos, como a retos humanos y organizativos.
Según los expertos en Smart cities, las claves para una sociedad de futuro será adaptar una educación a través del desarrollo de Unidades formativas integrales que traten y conecten el concepto Smart city.
Una smart school debe seguir la tendencia y el avance en los dispositivos, y de la web 2.0 a la WEB 4.0.
- Es necesario el emprededurismo y el carácter social del aula fomentando y evaluando capacidades más que conceptos.
- Los alumnos/as llevarán a clase sus propios dispositivos en los que tendrán los recursos que hayan adquirido. La evaluación cambiará de forma importante dejando a un lado la memorización de contenidos para valorar competencias, procesos, aptitudes que se visualizarán o registrarán en e-portfolios en la red.
- Se gamificarán los procesos de aprendizaje haciéndolo mucho más lúdico y motivador.
- Se atenderá a la diversidad y se contemplarán las inteligencias múltiples.
En definitiva, existe una nueva forma de aprender que se dará básicamente a través de Comunidades de Aprendizaje, ya sean presenciales, virtuales o mixtas. Los Centros tendrán que adaptarse, ya que nuestros jóvenes aprenden distinto, la educación del futuro será más digital, más flexible y más híbrida. Si no hay una adaptación rápida y eficaz, pronto quedarán obsoletos.
La educación debe ser una experiencia social y ubicua. Solo una parte de ella, y pequeña, tendrá lugar en un Centro educativo. El sistema debe evolucionar para adaptarse a esa capacidad horizontal que adquiere la gente de educarse a sí misma, y educarse con otros, en todo momento y en todo lugar, pues el cimiento de las ciudades del futuro es una educación inteligente, inclusiva y sostenible.
Todos somos responsables de la educación de los jóvenes y, por tanto, debemos apoyar a los profesionales de la educación en su labor de preparación de futuros ciudadanos capacitados para desarrollar los hábitos, habilidades y competencias necesarias para poder triunfar como profesionales del siglo XXI.
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